lunes, 22 de diciembre de 2008

tú allá, yo aquí.

Cosas imposibles. Distancias insalvables separadas por infinitas tierras incendiadas de resignación. Un derechazo seco a los sueños que en la noche oscura parecen ser verdades regadas de ron. Mundos lejanos, separados por un abismo construido por años profundos. Oscuros. Miles. Por algo los sueños son sueños. Por lo mismo, el mundo es mundo y tú eres tú. Y yo soy yo. Y tú estás allá y yo, sentado acá escribiendo esté triste testimonio atravesado de un pesimismo que se confunde con el orden natural de las cosas. Sangrando realidad y llorando una falsa esperanza que sólo los lunes en la tarde me hace imaginar que las distancias una vez más no existen. Si, tal y como desaparecieron con ese puñado de amores viejos. Y así paso las noches, pensando. Quejándome como un moribundo de ti, pero con los sueños de un pequeño que anhela alcanzar tu estrella para bajarla y besarla o quizás sólo para ponerla junto a su colección de sueños rotos. Y me doy cuenta que no eres más que eso, ni tampoco menos. Eres uno de los más bellos y violentos sueños, uno de esos que están cargados de esperanza y empapados de esa siempre incómoda y maldita utopía. de esa utopía que da energía pero tambén quema, si supieras algún día como quema...

martes, 25 de noviembre de 2008

...

Y entonces me respondió:
¿Qué sacas con dispararle, si una vez muerto no lo vas a escuchar más?

viernes, 21 de noviembre de 2008

sueños violentos



Cuando acostado, saltas violentamente. Como pensando caer a la nada entre las sábanas húmedas de una noche de vodka. reflejos desesperados y besos que gritan hasta volverse un manjar dulce, espeso y muchas veces amargo. Quién eres. La vida te está empatando al último minuto y ves como tus veintitantos pasan a una velocidad que no intentas aplacar. Cierras los ojos, abatido por la lucha diaria, por esa batalla que parece perdida y que te quita la mayor parte de tu respiración. Ahí comienza. Sí, la verdadera vida. Esa que cambia día a día y que empieza en tu propia cama. Un día desde un futuro nublado en un imaginario escenario que da miedo. Al otro compartiendo risas y consejos con quienes ya no están. Piensas por un minuto: que difícil sería si un día te das cuenta que la realidad es esa vida que amas/detestas y no esos malditos sueños de verano.

domingo, 27 de julio de 2008

no es



mi pena no es grande. Es sólo de esas que te recuerdan que hubo un día en que no estaban.

sábado, 26 de abril de 2008

agáchate godoy!


Entras, con el dolor a cuestas. Miles de fantasmas te rozan, mientras te abres camino por la miseria. Subes la escalera pero antes, pasas cerca de dos hombres de verde cuidando a quien no se lo merece. Ya estás cerca y lo ves. Sobre una precaria camilla, al fondo de una habitación llena, con la mirada perdida en la ventana. Caminas intentando no ver al hombre que duerme esposado un par de camas hacia la derecha . Le hablas. Él no sabe donde está. Le tratas de explicar y en un segundo de lucidez lo recuerda. Ese segundo ya pasó. El sigue mirando la persiana y la triste postal de Santiago. Te duele el alma. Le preguntas si te conoce. Segundos infinitos pasan frente a tu pena que no es menos. Te mira y finalente responde: Arturo Godoy

buenos pasos

Últimamente me ha dado por caminar. Si, simplemente caminar y no poco. Desde providencia hasta diagonal oriente, desde tobalaba hasta pedro de Valdivia por Eliodoro Yánez o simplemente por ahí. Pensando, respirando hondo, casi siempre respirando hondo. Pensamientos vagos que generalmente terminan en nada, pero que mientras se cruzan por mi cabeza, se convierten en un viaje emocionante por lugares lejanos y muchas veces inexistentes y escenarios futuros increíbles. Pienso en ti, incluso mientras me acercaba a la plaza las lilas, soñé con verte, encontrarte y por supuesto darte un beso. Casi siempre camino contento. Observo a la gente y me imagino lo que hicieron y lo que están por hacer. Sus dolores, heridas y también sus alegrías. Paso a paso voy mirando el futuro con buenos ojos, feliz de estar nuevamente con la sangre hirviendo, y de tener el corazón de nuevo latiendo. Intentando construir una vida en que los sueños dejen de ser sólo eso y se conviertan en proyectos, proyectos reales. Tu eres muy responsable de eso, por eso te pienso tanto, me lo devolviste todo, y cerraste varias heridas, sin quererlo. Por eso sigo luchando, por eso todos los días me levanto en la mañana y ya no me demoro tanto en la ducha, ni amanezco con sueño. Por eso camino, respiro hondo y me río.
Hablo desde el alcohol que me falta por tomar. desde las mujeres que aún no beso. De las lagrimas que derramaré. hablo del futuro que no existe. De las luchas que ganaré. hablo desde mi mismo, desde la conciencia que no me deja tranquilo. Desde un frío rincón de mi nueva vida, de un suspiro que ya no está.

martes, 22 de abril de 2008

Carta a lo que no fue


sería más fácil si nos hubiéramos entregado. Mentira. Nos salvamos de caer en algo grande o de que quizás no pasará nada. La verdad nunca la sabremos y caminaremos como cobardes ciegos por el futuro incierto. Y si el que no sabe no teme, es lo menos malo. Sólo sentimos por un rato. Sólo fueron palabras escritas en un papel que no es papel. Un peligro que vivimos ambos. Una sensación muy parecida a eso. Nos salvamos. O tal vez nos condenamos. Quién sabe. Quizás nunca lo sabremos. El futuro no está claro, pero claro que no es seguro que nos encontremos. El momento fue el equivocado o tal vez nuestras vidas se encontraron tarde. O muy temprano. Cómo quieres que adivine, si ni de lo que hoy siento estoy seguro. Perdón. O mejor dicho, de nada. Adiós, o mejor dicho hasta luego. Suerte en tu gran viaje. Dicen que es mejor arrepentirse de lo que uno hace, de algo que uno no hace. Nosotros por suerte elegimos todo lo contrario. Existe la buena y la mala suerte. La decisión está tomada. Sólo te deseo lo mejor. Un beso. Uno en la mejilla y mil más de esos que nunca nos dimos. De esos que nos esperarán en otra época sentados en un banco de plaza. De esos que pensamos que no debimos darnos. De esos que algún día moriremos por tenerlos a nuestro lado. Te dejo sin haberte tenido. Te extraño de la nada. Te recuerdo como un melancólico. Te temo como un cobarde. Te miento como un amigo. Te despido como lo que nunca fui.

Quizás

La próxima ves que te vea
Quizás ni te vea
Y sólo me quede mirando
El recuerdo húmedo de nosotros durmiendo.

Te tocaré sin juntar nuestras pieles
Y te sentiré tan fría y lejana
Lo sentiré como hace 10 años
Cuando aún éramos nada.

Quizás pase de todo
O me sentiré como si me amaras
Quizás duerma entre tus brazos
Y me quites de nuevo el alma.

lunes, 14 de abril de 2008

Cuestión de colores


Sería muy fácil mentirte. Más fácil mentirme. Decir que no pasa nada. Que no me tiemblan las piernas. Que no tengo miedo. Que no me atrevo. No quiero decir nada. No quiero nada que me comprometa. Ni a ti ni a mi vida. Ni a mi corazón. Con él si que no me meto. No me quiero meter. La vez que lo hice, dormí una siesta eterna. Paliza a los sentimientos que te paralizan. Cierro los ojos. Intento no verte. Y no te veo. Agua pasó bajo el puente.. y no sé si se lo llevo todo. Se llevo algo, pero aún no se qué. Siempre estuve seguro del futuro, pero hoy no lo estoy. Y estoy contento. No por eso, si no por todo. Por lo que es y lo que no es. Porque empiezo un camino que nunca había recorrido. Porque mi vida cambia pero los lazos no se cortan. Se hacen más fuertes. Se robustecen. Sin miedo. Sólo con ganas. De un futuro blanco. Tratando de sacar el gris profundo del pasado.

viernes, 11 de abril de 2008

el primero de todos

Un día nublado me senté a escribir por primera vez. Dedos con frío, corazón caliente. Sin mucho que decir pero mucho que descubrir en una vida enmarañada. No quiero llamarte a media noche, pero igual lo hago. Es que tu sabes como me pongo cuando tomo algo más que rencor. Una tarde sumergida en palabras que frenéticamente buscan sentido y que a veces pareciera que la encuentran. El primer día nublado del año. Sólo este día podía ser capaz de dar a luz una nueva página de esta bitácora de mentiras uy sensaciones. Se me hace fácil escribir. Tan sólo porque me dejo llevar por las sensaciones y no pienso ni un segundo. Quizás si lo hiciera todos los días de mi vida, todo sería más sencillo. Lo sencillo no siempre es bueno. La oscuridad está tan lejos, pero a la vez es tan ruidosa. Encandilado con la vida que elegiste. Ya llevas varios metros recorridos, preparado para saltar aquella valla. La más alta. La más peligrosa. La que te pusiste tu mismo.

sábado, 29 de marzo de 2008

iluminado


Un viaje interespacial que comienza cuando cierras el pasado y el futuro te espera con un café bien cargado. Amable te conversa, mientras tratas de descifrar si lo que te cuenta es verdad u otra mentira de esas dolorosas, de esas que nunca te acostumbraste a soportar. Vestida con ese traje que mata, sus tacos altos y su sonrisa macabra. Te habla. Tú no tomas ni medio sorbo del café que está servido. Estás atento a lo que dice y desconfías, como siempre. Escuchas esas historias que hablan de fama y éxito, de gestas históricas y también de sueños truncados. Que tienes que tomar la vida por las astas, y olvidarte de las cicatrices que el amor y el orgullo te han dejado. Sermones eternos y reprimendas más que merecidas. Te recuerda que hubo un día en no sacabas el pie del acelerador y estabas iluminado y que ahora, sólo vives de recuerdos y eres una copia mala de esa película de la que fuiste protagonista un día. Te duele. Siempre tiene razón. De pronto la interrumpes. Como jamás lo habías hecho. Rompiendo el esquema de las largas conversaciones que no llevan a nada, golpeas la mesa. Le dices que no te vas a juntar más a conversar, que te aburriste y no la quieres ver más. Basta. Te tomas el café. Al seco. Si, como una piscola. Te paras. Te vas. Con el íntimo deseo de que la vida te ilumine como lo hizo un día. Tal y como ese haz de luz cayó sobre el cabezazo endemoniado de Elías Figueroa en alguna cancha de Proto Alegre. Sales del café y a los pocos pasos decides ponerte los lentes de sol. Tanta luz molesta en los ojos.

almendras


Siempre pensé que mi aliento tenía aroma a almendras. Recuerdo haber ido rumbo a no sé que parte, disfrutando de mi respiración chocando con tu piel. Lo recuerdo y miles de flashes se me vienen al presente, como agujas hacia mi conciencia. Ya no lo siento. Ni siquiera algo parecido. Lo perdí. Ahora está más cercano al vacío, al instinto inconciente que toma mi vida cuando la noche cae y los vasos se llenan de anestesia. Algún día terminará esto. Algún día volveremos a donde estuvimos. No hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta que nunca fue mi aliento el con aroma a almendras. Ese exquisto aroma era simplemente mi amor verdader golpeando tus mejillas.

jueves, 6 de marzo de 2008

amargo




La culpa se vomita. Un día vomitaste culpa. Era un liquido espeso y transparente que salía desde lo más profundo de tus entrañas. Jugos gástricos junto a tu conciencia conspiraron para que no olvidarás el fatal momento, ese en el cual la traición te tomó por la espalda y te llevó hasta la oscuridad más oscura, por varios segundos que te parecieron varias vidas. ¿Por qué?. Si, si sabes porqué. Para que recordaras todos los días de tu vida, ese maldito día. El día en el cual estúpidamente escapaste del cielo, de ese de ese lugar en el cual jamás volverás a entrar. Si huevón! ¡El verdadero cielo!. ¿Por qué?. Lo hiciste porque tontamente, la perfección te molestó. Por buscar una excusa para vivir lo que te faltó vivir, para bajar de la nube exquisita en la que dormías y volverte mortal. Porque a tu abuelo se le acababa el tiempo y en el alcohol sumergías la impotencia y en las luces encandilabas el amor verdadero.
A la mañana siguiente salió el sol, bajo un manto gris que no te dejó verlo. Era una de esas mañanas en la que ruegas con toda el alma que nada haya pasado, en las que despiertas dos veces. La segunda en la que te convencías de que habías entrado corriendo al verdadero infierno. Lo dudaste… pero entraste. Cuando pensaste en quedarte estático, ahí parado solo, pero en realidad no lo hiciste.
La culpa se vomita, yo sentí su agrio sabor, mezclado con mucho ron y algo de bebida blanca .
Lo conociste sólo una vez, porque una vez bastó para que toda la vida llevarás su horrendo sabor dentro tuyo y definitivamente, para dar un paso fuera del paraíso.

Cae


Quiero que llueva, sólo para quedarme ahí y sentir cada una de las gotas caer sobe mi. Quedarme estático por minutos o tal vez horas, sin pensar en el frío ni en la amigdalitis segura que vendrá después. Puede que sea en plena calle, bajo la mirada atónita de los siempre chismosos transeúntes. Quizás sea en mi propia casa. Intentaré dejar la mente en blanco, pero no lo lograré. Quizás piense en ti. Quizás piense en mi. Quizás piense en el futuro. La verdad, prefiero no pensar en ello. Ni siquiera pensar en que tal vez nunca pase lo que quiero que pase. Quizás pase en otra vida. O mejor que no pase nunca. Lo que si estoy seguro es que no pensaré en mis errores. Porque si lo hago, tal vez me arrepienta de todo y los minutos bajo la lluvia se conviertan en un segundo en ninguna parte.