martes, 22 de abril de 2008

Carta a lo que no fue


sería más fácil si nos hubiéramos entregado. Mentira. Nos salvamos de caer en algo grande o de que quizás no pasará nada. La verdad nunca la sabremos y caminaremos como cobardes ciegos por el futuro incierto. Y si el que no sabe no teme, es lo menos malo. Sólo sentimos por un rato. Sólo fueron palabras escritas en un papel que no es papel. Un peligro que vivimos ambos. Una sensación muy parecida a eso. Nos salvamos. O tal vez nos condenamos. Quién sabe. Quizás nunca lo sabremos. El futuro no está claro, pero claro que no es seguro que nos encontremos. El momento fue el equivocado o tal vez nuestras vidas se encontraron tarde. O muy temprano. Cómo quieres que adivine, si ni de lo que hoy siento estoy seguro. Perdón. O mejor dicho, de nada. Adiós, o mejor dicho hasta luego. Suerte en tu gran viaje. Dicen que es mejor arrepentirse de lo que uno hace, de algo que uno no hace. Nosotros por suerte elegimos todo lo contrario. Existe la buena y la mala suerte. La decisión está tomada. Sólo te deseo lo mejor. Un beso. Uno en la mejilla y mil más de esos que nunca nos dimos. De esos que nos esperarán en otra época sentados en un banco de plaza. De esos que pensamos que no debimos darnos. De esos que algún día moriremos por tenerlos a nuestro lado. Te dejo sin haberte tenido. Te extraño de la nada. Te recuerdo como un melancólico. Te temo como un cobarde. Te miento como un amigo. Te despido como lo que nunca fui.

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