lunes, 27 de diciembre de 2010

Pero no te rindas, tampoco.

No, eso no es amor. Tú sabes lo que es amor, lo viviste. No inventes, no trates de actuar, no trates de llenar ese vacío con un falso sentimiento. No te creo. Cada uno eligió su destino. Ojalá seas feliz. Pero no me vengas a decir a mí, que estás enamorada. Porque estoy seguro que no te has tirado sobre la cama, mirando hacia el cielo dando las gracias por haberlo conocido y no has botado ni una lágrima por extrañarlo. Estoy seguro. No me digas que el tuyo, el de ahora, es un amor maduro, un amor más grande. No pues, no nos engañemos. No te engañes tú, que yo he perdido varias cosas, pero la memoria y la vergüenza las tengo intactas. Porque no te dejaste crecer las uñas por él, ni tampoco fue él el que te convenció de que usaras jeans, él no te digo que eras la más linda del mundo, convencido. Es más, estoy seguro de que no has hecho el amor con él en el atlántico, que no le has besado las lágrimas y que no has sentido que pierdes el aire y el corazón cuando lo ves. Y ojo, que no digo que no haya cariño, porque se ve que lo hay, pero el amor es distinto, tú sabes. Estoy seguro que en este par de años no has sentido ni una brisa de ese huracán que una vez te tomó por la espalda y te hizo vivir tanto tiempo con los pies muy lejos del suelo. No vives por él, y sin conocerlo, sé que él no vive por ti. Se nota, se huele, a kilómetros. No escucho a la gente decir que añora tener una relación como la tuya y lo que es peor, no veo a nadie queriendo arruinarla. Eso sí que es una síntoma grave, de que lo tuyo, no es algo grande. Ahora sé que planeas casarte. Ja. Y bueno, todos sabíamos que eso iba a pasar. Aún así, te deseo lo mejor, te lo juro. Que seas feliz, que tengas una casa grande y hasta un perro, como ese labrador que un día te quise regalar. Pero te pido algo, lo último que te pido. Por favor no te mientas, que amor como ese que viviste cuando amanecían tus 20, no lo vas a volver a vivir jamás. Pero espera, no te vayas. Tampoco quiero que te rindas, porque si algo te enseñé en la vida, que no existe lo imposible.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Lunes.

No importa. Quiero chocar con ese muro. Kamikaze. Sin mirar. Sin miedo. Eres tú. Soy yo. Y nadie más. Me meto todo al bolsillo. Sin pensar, de nuevo. Y qué? Es el momento. Quizás no. Yo quiero. Sin miedo. Y si vuelvo, volveré. Y si pierdo. Perderé. Incluso si me arrepiento, no tendré problemas en hacerlo. Pero no, no lo haré.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Demonios.

Todos luchamos contra algo. Al menos eso quiero pensar. Todos tenemos una piedra en el zapato que no nos deja caminar y que se convierte en la madre de todas las batallas. Más temprano que tarde esa rabia se convierte en las ganas con las que uno se levanta mañana tras mañana. Es eso que te hace morder fuerte cuando estás durmiendo. Eso que te hace tener los puños apretados cuando no haces nada. Eso que las tardes de domingo te incomoda. Quiero pensar que a todos les pasa, que es normal. Que la comodidad es algo malo y que lo más normal es que uno, no de un paso y ya esté pensando en el próximo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Otros tiempos.

Un día leí un libro que tenía mi vieja (de esos libros para leer en el verano y que se ponen de moda un par de meses) que postulaba lo siguiente: La vida no termina con la muerte, es más, nuestras almas son una especia de entes que viajan en el tiempo y viven en distintas historias y cuerpos. Es decir, tu hoy eres un periodista, pero en otra vida fuiste pintor, y más atrás quizás estuviste sentado en la mesa de algún castillo medieval. Pero eso no es lo interesante, (o lo más interesante) ya que aquí viene lo mejor: Hoy tu tienes amigos, familia y personas que te rodean. Bueno, esas mismas personas o "almas" están contigo siempre, pero con distintas posiciones, por ejemplo hoy, tu hermano menor, en otra vida quizás fue tu mejor amigo, o tu padre fue tu hijo, es decir, los núcleos y relaciones de alguna forma se "repiten", porque las almas cercanas siguen estando juntos, pero los roles son al "azar". Por qué esta reflexión. Por nada. Te lo prometo. No es porque crea torcí el brazo al destino. No. Porque la destino no se le tuerce. Y a mi, las tardes de angustia no me duele el brazo. Porque no es sólo eso lo que torcí en mi vida.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Normal sin alas.

Que pasa si ya no quiero ser el más inteligente de la clase ni el que tira la mejor talla. Si ya me aburrí de intentar sacar a bailar a la más linda de la fiesta y hacer cosas para que los demás se impresionen. Què pasaría si hoy me dieran ganas de tener lo mismo que el resto: un auto, una casa y una polola. Que pasaría po, ah!. Si me aburrí de jugar al bacán y ahora ni siquiera me dieran ganas de jactarme de tener los amigos más divertidos. Chucha, suena a madurez. Pero ojo, que si lo pensamos bien fríamente, por más que me lo haya creído alguna vez, nunca fui tan bacán, nunca saque siempre a la más linda de la fiesta y no tengo los amigos más entretenidos (es más, tengo algunos bien bien bien fomes). Es así como un fin de semana en la playa, las preguntas le ganan a las respuestas y, de pronto, en medio de una brisa marina, uno se mira a sí mismo, y ese "mismo" está sentado en una silla de playa, tranqulito tomando coca cola light y leyendo los avisos clasificados del Mercurio con los ojos clavados en la sección "autos nuevos".

domingo, 24 de octubre de 2010

Una noche iluminada.


Fue una noche, creo de verano. Nos encontramos en la fiesta de una amiga. Aunque tu nunca supiste, ella, sí, ella pudo en algún momento ser algo más que eso. En esa época tú ya tomabas vino, yo ya estaba sumergido entre unas cuantas piscolas. Luego de varios minutos, tal vez horas, tomamos la decisión. Salimos escondidos bajo la mirada cómplice de los asistentes y los comentarios impertinentes de los lejanos. Nos subimos a un taxi como si fuera el último, entre besos mojados como sacados desde el mismo lugar donde guardé nuestras imágenes. Sí, de lo más profundo de mis recuerdos rojos. No hubo preguntas, quizás un par de palabras que no vienen al caso. Nos dimos cuenta de lo que estaba pasando cuando ya estábamos envueltos entre esas olas con olor a sábanas. El vino había hecho efecto, pero su poder no se comparaba al de la pasión guardada, la pasión que en ese momento se desataba como una rabia demoníaca acompañada de tus suaves manos enredadas en mi amor censurado. Fueron un par de horas que parecieron minutos perdidos en el tiempo. El sol entró por la ventana y ya no estabas. La resaca me hacía abrir los ojos en un porcentaje menor a mi impresión. ¿qué había pasado? ¿había sido cierto?. Me levanté con las fuerzas que me quedaban y me paré frente al lavamanos. Eché a andar el agua y solo su ruido calmó mis dolores. Puse mi boca bajo el chorro y pareció sanar mi sed al menos por un rato. Aún desorientado limpié el gran espejo con una de mis manos y ahí lo vi. Las huellas de tus uñas enterradas en mi hombro eran el testimonio perfecto de que yo había sido tuyo y tú, nuevamente habías vuelto a mis brazos.

Estación recuerdos.

Después de un largo día, los ojos ya se me cerraban y así, de un segundo me encontraba un escenario absolutamente irreal, mezcla de varias casa conocidas. Frente a mí, mi abuelo. Él como siempre, yacía apoyado en su viejo bastón vistiendo esa camisa verde agua que tanto le gustaba. Se acercó, lento y cansino como siempre, me tomó del hombro como solía hacerlo, pero esta vez, me miró tan profundamente a los ojos, que el corazón se me detuvo por varios segundos. Entonces, muy preocupado, me dijo: “Estación terminal Escuela Militar, se les ruega a todos descender del tren”.

domingo, 3 de octubre de 2010

Las bestias.

Tropezaste. No es una novedad. Pero está vez te descuidaste y el error hizo que te entregaras en bandeja a las bestias. Cometiste un error. Entraste por un segundo a la oscuridad y esos cobardes mostraron los dientes. Afilaron los cuchillos que tenían escondidos, disimulando su envidia con risas de papel. Hoy disfrutan del festín. Lo disfrutan como nunca. Te lo merecías y tienes que soportarlo. La habías sacado bien barata, lo sabes. Algunos iluminados luchan por ti. A brazo partido. Sin esperar nada a cambio. Que grandes. Espero. Escucho. ¿Siguen ahí esos malditos cobardes? Como hienas lanzándose sobre los restos. Te equivocaste, pero después de la tempestad, ya sabes lo que vienes. De algo servirá el drama. El agua finalmente se recogerá y dejará a la vista esas bestias, que volverán a retorcerse en sus propios charcos infelices.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Con todas tus fuerzas.

Ya. Basta. Ya caíste en la trampa y te dolió. Lo sentiste. Corre como si te persiguiera una bestia furiosa y enferma. Arranca como quien huye de una peste o una plaga. No mires hacia atrás, nunca. Tampoco hables con nadie en el camino. Tú cierra los ojos y da zancadas largas. Si escuchas ruidos, no le hagas caso. No me creas nada. Si te llamo, desde la oscuridad, arráncate los oídos. Olvídalo. Yo ya te dejé tranquila, pero ese terrible pobre weón que sale después de un par de sorbos, parece que no lo hará. Excusa asquerosa pero no menos verdadera. Penosa. Pobre. Este perro herido no quiere más hacerte daño, pero hay veces en que el instinto le gana a la razón. Sigue corriendo, no te detengas. No te acerques, ya sabes lo que pasa y ya viste cuanto duele, vaya que duele.

martes, 21 de septiembre de 2010

Un plato roto.


Los platos caían y caían pero a pesar de a altura, no todos se quebraron. Algunos rebotaron, otros quedaron boca abajo, olvidados y esperando ser pisados. Era una verdadera lluvia, qué digo lluvia, un maldito diluvio. Nadie gritó. Nadie se asustó. Nadie lo impidió. Cayeron como un bombardeo aliado y nadie si quiera se dio cuenta. Yo recogí uno, que lleve a mi casa, escondido, no sé por qué. Lo traté de arreglar, pero faltaban muchas piezas. No me importó. Con paciencia y una taza de té, me senté bajo el parrón del patio de atrás de mi casa, a intentar dejarlo como nuevo. Sí, en la antigua mesa de madera. Quise, pero no pude. Mentira. No tengo patio de atrás. Y no quiero arreglar nada. Nada. No lo tomé, porque ese plato no era mío. Ese día seguí caminando e hice como todos, me hice el ciego, el sordo y el mu.. no, el mundo no me sale, para mal. ¿Los platos? ¿qué platos? No sé de que me hablas. No soy yo. Hay algo que no te he contado pero tengo un plato trizado, arreglado por mí, colgado en medio del salón de mi casa. Es realmente hermoso. Pero sabes qué, si lo quieres ver en su real magnitud, debes verlo desde acá. Sí, siéntate ahí, bajo el parrón. ¿Te llevó un té?

lunes, 20 de septiembre de 2010

La cuenta.

Estás sentado en un bar, no sabes bien que día, menos la hora. Tu vaso está vacío, pero al parecer ya están cerrando, eso no lo crees porque eres en extremo inteligente, si no porque se acaban de encender las luces. De pronto, de un segundo a otro, te das cuenta de que hay un papel blanco sobre la mesa. En él están escritos todos los momentos, situaciones, sentimientos, emociones de las cuales te arrepientes, pero que de alguna u otra manera, de milagro, nunca te tocaron ni menos te hicieron daño. Esta vez es distinto. Lo presientes. Hoy están ahí. Sabías que iba a pasar, y tenías claro que el trago sería amargo, pero se acabo la suerte. Llegó la cuenta y la vas a tener que pagar.

lunes, 6 de septiembre de 2010

domingo, 5 de septiembre de 2010

Condicional.

Te mordería la boca. No sería exactamente un beso, porque sería con furia, morbo, lujuria y nuestros labios no se tocarían. Tanto. La sangre correría por tu cuello y yo la seguiría con mi lengua. Una lágrima caería por tu mejilla, pero no estarías triste, estarías estremecida por la misma fuerza que sentiste una vez y pensaste que jamás ibas a sentir. Y yo me reiría, pero esta vez de placer, mirándote a los ojos con las mejillas coloradas. Minutos después me levantaría de la cama a tomar agua. Me pararía frente al espejo y no me impresionaría al ver mi pecho manchado por tu sangre caliente. Abriría la llave y llevaría mi boca hacia el chorro de agua fría. No pasarían ni 10 segundos y sentiría tus pechos en mi espalda porque me vendrías a buscar. Volveríamos a la cama, lo haríamos mil veces más y te mordería un par de veces, nuevamente. Todo esto pasaría a diario, si fueras mía.

Alto vuelo.

Limpias, atentas, con trajes ajustados, perfectas. Sin duda deben tener un aroma increíble. Estrictas y amigables a la vez. Severas y serviciales, pero no por eso menos calidas. A través de sus trajes inmaculados muchas veces se puede ver algo de ropa interior y eso emociona. Sin duda a la hora de hacer el amor deben ser de ese tipo mujeres que te preguntan como estás, como lo pasaste y si faltó algo. Y uno se debe levantar y mirarlas tendidas sobre la cama y estoy seguro que se deben seguir viendo igual de perfectas, ordenadas y siempre dispuestas. Gracias azafatas por ser tan azafatas.

viernes, 16 de julio de 2010

Puñetazo.



"sabes lo que me da más rabia, que eres un pendejo. Un pendejo asustado. Un pendejo que se esconde en ese ego falso, y que cree que todo el mundo se lo quiere cagar. Por eso andas arrancando, y no quieres tener más amigos que los que te hiciste una vez en el pasado. Por eso te has enamorado una sola vez en tu vida, y no buscas ni quieres repetir la experiencia. WN! no todos te queremos cagar, ese complot que inventaste contra ti no existe, sólo existe en tu cabeza. Si algún día te dejaras de mirar el ombligo y miraras a tu alrededor, verías por fin, todo lo que la gente te quiere".

sábado, 3 de julio de 2010

una caña y un par de verdades.


miro unos cuantos euros sobre la mesita, y aún no reconozco bien las monedas. Podrían ser sólo céntimos,podrían ser unos cuantas monedas "grandes", pero la verdad, no quiero saber. No quiero reconocerlas, porque no son mías. No me ha pasado nada malo, estoy feliz, contento, pero sé que voy a volver. No es por ti, ni tampoco por ti . No, jamás sería por ti, y los siento, no es por ti que estás leyendo esto, aunque a mi me encantaría, tanto como a ti, que así fuera. Es por mí. Porque aunque disfruto cada segundo en este mundo lejano y me río sólo en el autobus, mucho más que en la 103 cuando atravesaba Santiago, hoy tengo una certeza. Allá es mi lugar, creo. Volveré por mí. Sin revanchas, sin luchas, sin rabia, sin sangre entre los dientes. Limpio de alma. Transparente. Con la vida por delante, y varios montones de sonrisas dentro de la mochila. y, la verdad, es extraño. Porque cada día que pasa aquí lejos, me encuentro conmigo mismo. Así, sin querer y cada vez más seguido. Y muy seguido nos metemos a un bar y nos tomamos una caña bien conversada, sin necesidad de emboracharnos. Raro, no? Sí te dije que he cambiado po! y para mejor. Estoy seguro de que para mejor.

domingo, 20 de junio de 2010

Curado.

Hoy me miré la herida, y te cuento, ya está bien. No está infectada, cada día me molesta menos, yo diría que ya está cicatrizada. Te lo juro que en un momento pensé en que nunca iba a sanar, especialmente por la cantidad de sangre que salía como un chorro de crudo arrepentimiento. Ya esta cerrada, quiero que lo sepas. Si hasta tengo un par de heridas pequeñas que me molestan más, pero estoy contento, porque esta era LA grande, profunda y dolorosa, la que jamás pensé que sanaría. Ya no me cuesta caminar y no bebo para olvidar el malestar. Quiero que lo sepas, que lo pienses y que sigas tu vida. Quiero que te enteres por esta carta, y así aproveche también de enterarse la otra mitad de mi corazón.

miércoles, 16 de junio de 2010

sábado, 12 de junio de 2010

metro.

Despiertas en una ciudad que no es la tuya, pero al igualque en tu Santiago natal, te cuesta abrir los ojos. Te cuesta ver lo que has logrado, esta miopía te dificulta ver lo que has ganado y por suerte, tampoco ves lo que has perdido. Pero estás tal como hace un par de meses, apoyando tu mano derecha en un frío fierro de metro, esperando tu parada. ¿La diferencia? Hoy no esperas la estación para finalmetente llegar. Esperas ansioso, pero paciente, la estación en la que te toque empezar.

domingo, 30 de mayo de 2010

No fue.

No es el momento, no es el lugar, ni siquiera estoy seguro que seas tú. No es el tiempo, hasta puede ser que no sea en esta vida. Hoy guardo silencio y meto lo que creo y lo que siento en la maleta, entre unas poleras viejas y un par de sueños inconclusos. Por eso también me voy. No es que no quiera, es que necesito pensar y volver con un papel en blanco y botar este que tengo en la mano, roñoso y lleno de palabras ilegibles. Hasta luego, hasta siempre, hasta que el destino me de una tregua o más simple aún: hasta que lo imposible se vuelva todo lo contrario.

lunes, 24 de mayo de 2010

de la amistad y otros vicios.


"es así como una tarde de marzo yo hablaba con una compañera de vida habitual, de esas con la que una habla y conversa banalidades y le decía: "para mi la amistad es uno de los sentimiento universales más grandes, y es más, por eso NO tengo amigas. Porque a mis amigos yo los admiro, los quiero, los idolatro y además los entiendo, es decir, si tuvieran pechugas lo suficientemente apetecibles y fueran mujeres, obvio que me las intentaría agarrar". Ya, sigamos tomando. Sí, sigamos tomando mejor.

domingo, 16 de mayo de 2010

estela.


Juegos de palabras, juegos del corazón. Códigos y reglas inventadas por no sé quien y que limitan un encuentro que tiende a parecer algo grande, pero que en este momento y en este lugar, suena imposible. Porque tal vez no valga la pena hacer tanto daño y es mejor quedarse quietecito, calentito en este rincón húmedo ese ricnñon humedo lejano que tu y yo hemos inventado. El momento es ideal, porque no hay mejor momento que el ahora, pero nuestros tiempo no se combinaron. Decenas de películas y otros cientos de miles de libros y canciones hablan de estos encuentros imposibles y aún así, es curioso que siga pasando. Que hoy me pase a mi y a ti. A un nosotros que no existe. Y si es lo suficientemente grande tendrá que esperar y si no lo es, será sólo una raya en el agua que desapareció mientras pensabamos en otra cosa. El problema: yo no pienso en otra cosa.

domingo, 9 de mayo de 2010

obvio.

O acaso has escuchado a una pareja de enamorados que digan : “nos conocimos en un bar”.

domingo, 2 de mayo de 2010

ojos cerrados.

Soñar no cuesta nada. Nada. Es sólo cerrar los ojos y ponerse a pensar en todo lo que haríamos si tuviéramos el poder de hacerlo todo. Soñar no cuesta nada, lo que cuesta es dejar de soñar. Llegar un día y poner todas nuestras energías en una sola cosa: que los sueños dejen de ser sólo eso.

lunes, 12 de abril de 2010

Fuego.


Al fin das pasos grandes, de esos importantes, de esos que dan gusto. Y empiezas a escribir una historia única, capítulo importante de ese relato mítico que siempre soñaste escribir. Dejas los malos recuerdos junto a los que más te hace daño, los buenos, y los tiras en un rincón oscuro en el cual no vuelves a mirar. Al fin caminas con orgullo, mostrándole a quien quiera verlas, esas profundas heridas, al fin cicatrizadas. Nuevamente avanzas sin parar, mirando a la gente directamente a la cara, pero ahora con los ojos luminosos. Sí, como en un tiempo lejano, también lo estuvieron. Tu vida nuevamente se escribe con letras de fuego y ese olor a gris se tiñe de ganas, de ilusión y de esperanza y ahora es un aroma simple pero agradable. Una vez más te paras frente a la vida como un guapo de los barrios bajos, con el estadio en contra pero con la camiseta bien pegada a la piel. Y es que si no tuvieras miedo, no estarías vivo. Y si no soñaras, seguramente estarías muerto. Piensas que quizás ese año nublado efectivamente estuviste medio muerto. Pero no, sólo estuviste triste y un poco dormido. Las palabras siguen sacando sangre, y esa sangre está más caliente y roja que nunca.

lunes, 1 de marzo de 2010

El terremoto fue antes.

Hemos cambiado, de eso no hay duda. De ser un país modesto hoy nos vanagloriamos de nuestra suerte, de nuestro orden y de nuestra posición privilegiada en una alicaída América latina. Antes otros eran los déspotas, nosotros los callados. Ahora todo cambió. Pasamos de “rotos chilenos” a jaguares y luego a ser los ingleses de América latina. Antes Chile ayudaba a Chile, hoy las imágenes de saqueos se toman las portadas y Chile se defiende del Chile que se quedó abajo del bienestar económico, ese que se guardo la rabia hasta el punto de olvidar sus valores y entrar a supermercados, tiendas e incluso casas habitadas con tal de devorar y robar todo con un hambre de justicia social totalmente mal entendida. Asquerosa y violenta. Hoy sale ese hedor que solo es posible sentir cuando el dolor y la fuerza de una naturaleza implacable zamarrea mucho más que la tierra. Hoy lamentamos miles de desaparecidos, pero también se abre una grieta que nadie, ninguno de nosotros, ni menos las autoridades, quisieron ver. Hoy el agua de un sistema económico injusto se recoge y nos deja ver las profundas fisuras de una sociedad dividida. Un 27 de febrero Chile cambió para siempre y obligó a 17 millones de personas a mirarse al espejo. Estoy seguro que a más de la mitad, sin mediar terremoto, se les cayó la cara de vergüenza.

sábado, 23 de enero de 2010

Hoy.


Hoy no salgo. Hoy escribo. Hoy me lamento por el tiempo pasado e incluso te recuerdo. Hoy me pregunto si tomé las decisiones correctas y si realmente soy quien quiero ser. Hoy me quedo en casa, lanzándole dardos a mi orgullo vencido. Hoy me acuesto en la cama de mis viejos a pensar, sin llegar a conclusiones. Hoy disfrazo de pena mi agonía, y no me alejo ni un momento del suero que mantiene viva esta tristeza moribunda. Hoy no saldré a emborracharme, sólo par sentir este dolor totalmente consciente. Hoy no muerdo, ni actúo como si no me importara. Hoy me quedó acá, con el olvido y nos tomamos un vaso lleno de nada.

sábado, 2 de enero de 2010

el fuego y el mar.

hay dos cosas que uno puede mirar por un rato largo sin mayor problema y hasta con algo de placer: el mar y el fuego. ¿tus ojos? no, esas ya son palabras mayores.