domingo, 11 de diciembre de 2011

Chu. Chu.

Cuando chico dibujaba pájaros. Y mi viejo se los llevaba al trabajo, orgulloso. Claro, él era dibujante y seguramente pensaba que seguiría su camino, primero con gusto, luego con miedo. Todos encontraban bonitos los dibujos. A la gente le llamaba la atención que los dibujara con las patas. Sí, las patas recogidas. Los otros niños les dibujaban alas y listo. La verdad, no tengo idea porque lo hacía. Yo creo que era para asegurarme de cuando aterrizarán, no se sacaran la cresta.

martes, 27 de septiembre de 2011

Tu espalda.

Ya no corro. Ya no sudo. Ya no me emborracho para tener valor. Los domingos ya no son domingos y los lunes son cada vez menos lunes. Ya no respiro cortito ni duermo con los puños apretados. Hoy te conozco. Quizás más de lo que yo quisiera. Aún así me reflejo en tu sonrisa. De tus ojos no voy a hablar, quiero parecer intelectual y no hablar de lo obvio. De tu risa tampoco. Quiero hablar de tu espalda. Tu espalda perfecta. Perfecta para mí. En aroma, en temperatura, incluso en color. Tu vida se ensambló conmigo a la perfección y me está protegiendo de las oleadas de ideas peligrosas y saltos al vacío. Gracias por tus manos abrazando mi cara. Gracias por tu espíritu. Gracias por regalarme tu sonrisa. Ya no corro, porque lo que perseguí por mucho tiempo, hoy está aquí, conmigo.

lunes, 25 de julio de 2011

Buena maldición.

Así como los zapateros. El reparaba. Pero no reparaba electrodomésticos ni nada material, él reparaba vidas. El no pidió ese oficio. Es más nunca le gustó, nunca se sintió dichoso de hacerlo. Para él, estaba más cercano a sentirlo como una maldición. Porque él quería ser el malo de la película, romper, morder, besar, sin sentir nada. Pero no, él hiciera lo que hiciera, arreglaba personas. Escuché por ahí que ya renunció a esa loca idea de ser malo (contra su voluntad, está claro) y se resingnó a vivir su vida como si esta, fuera una película mala, de esas donde los buenos ganan y los finales son con atardeceres eternos.Al menos gané, se repite a cada segundo, sin convencerse.

lunes, 20 de junio de 2011

corazón de plata.

Hoy te quiero contar una historia. No sé si es de héroes. No es griega, ni es romana. Es chilena. No es de la conquista. No es de un mapuche engreído. No lo sé. Es solo la historia de un chico pachorrriento. Un chico sin historia, pero que creyó siempre en el futuro. Un chico que desde chico, tuvo hambre de grande. Un chico colocolino que cuando se fue a inscribir a la escuela de fútbol del archirrival, por culpa de la cercanía, preguntó si podía jugar con la alba abajo, pegada al pecho. Es un premio al que partió sin nada, a parte de sueños, un par de pesos y un bolso prestado al viejo continente. Al que renunció a todo, a lo hombre. Al que se la jugó con todo. Al que decidió, forzadamente, volver sin haber ganado nada. Al que renunció cobardemente, no volver a intentarlo. Al que levantó cabeza y metió orgullo, corazón y rebeldía en todo lo que hizo. Al que lloró silencioso. Al que se comió la mierda. Al que se levantó, mañana a mañana bajo una luz de esperanza. Al que soñó con algo grande. Al que lo vió. Al que luchó, hasta el final como los protagonistas de los libros. Al que sangró. Al que lloró. Al que sangró y lloró. Al que sangró más de lo que debía. Al que no se amilanó. Al que volverá. Al de dientes apretados y pierna en ristre. Al que no baja la guardia. Al que le sigue doblando la mano al destino. Al que sigue, hoy más que nunca, con más fuerza y con mayor razón. Sí, en este momento, al que quizás por primera vez ve al maldito y cobarde destino, pedir la hora para no seguir perdiendo.

domingo, 8 de mayo de 2011

Nadie.


Hoy murió algo, pero nadie lloró. Nadie fue al funeral. Nadie lo notó. Hoy murió un recuerdo añejo. Hoy murieron besos que hoy son sólo un historia en blanco y negro. Hoy murio algo y a nadie, ni a ti ni a mí, nos importó.

martes, 3 de mayo de 2011

Peligroso.

"Bin Laden, muerto a los 54 años, tenía las cualidades que definen a la gente más peligrosa: fe en el propio destino, incapacidad para la duda y una considerable dosis de suerte" Periódico El País.

domingo, 17 de abril de 2011

El llamado.



Desde que se subió a la micro no puede dejar de mirarla. Era perfecta. Era ella. No había duda. tenía que hablarle. tenía que intentarlo. Un deseo incontrolable. En un segundo me imaginé acostado con la cabeza en su vientre mirando al cielo pensando en nada más que ella. Todo eso pensé, en un segundo. Ni me imaginaba como se llamaba pero sabía que su nombre me iba a encantar. Pasaron sólo 3 paraderos y me decidí. Una locura. No perdía nada. A lo más me decía "que te creís" o "estoy casada" o simplemente no me pescaba. En el fondo sabía que iba a reir y el resto, había que jugarlo. Me levanto del asiento. Camino hacia donde está y ella saca el celular. La llamaron. Habla. Y mientras eso pasa, su rostro cambia del cielo a la tierra. En dos segundos, sí, dos segundos, se pone a llorar. hacerca su mano al pilar y toca el timbre con angustia. Las puertas se abren. Ella baja corriendo. Sus ojos se pierden en tanta angustia. La miro, paralisado. No entiendo. Yo sigo en la micro. Ella para un taxi y se va llorando a quizás que parte.

miércoles, 6 de abril de 2011

el riesgo de lanzar bombas.

todos los soldados lo aprenden, pero aún así muchos han perdido la vida. He visto manifestantes cometer el error, entre barricadas y carros policiales. Todo el mundo sabe pero a muchos le sigue pasando. Y es que cuando uno quiere lanzar una bomba, tiene que entender que existe el riesgo de que esta, explote en la mano de quien la lanza.

jueves, 24 de marzo de 2011

Las virtudes. (M. Bielsa)

"Uno vive y necesariamente necesita jerarquizar virtudes, decir éstas son las virtudes que rescato en los demás y quisiera para mí, que respeto, que valoro. A mí el deporte me dio ese parámetro. Yo aprendí por el deporte que la generosidad era mejor que la indiferencia, aprendí el valor de la significación del coraje, aprendí la importancia del esfuerzo y aprendí lo trascendente de la rebeldía. Son los tres o cuatro elementos con que yo después traté de orientar mi vida. No necesariamente tienen que ser ellas las elegidas, pero sí es indispensable que uno sepa cuáles son las virtudes alrededor de las cuáles quiere vivir."

jueves, 3 de marzo de 2011

y bueno.

todos piensan que son los mejores. que están elegidos para algo más que esto. al menos a mi me pasa. a no todos le pasa? cómo? hay gente que le gusta esto? nah! en serio? es que hay gente para todos los gustos, y por suerte, como decía don lalo, "a nadie le falta Dios".

domingo, 27 de febrero de 2011

El 9 de mi barrio.

Un enganche, una gambeta, nunca. Es que al negro no le podías pedir lujos, porque el talento no le daba, para nada. Aún así, verlo era un espectáculo. Desde muy pequeño se enfrentó a los defensas más duros del barrio. Y para eso no se necesita talento, se necesitan huevos. Le tocó ser hincha de Colo Colo en una zona totalmente dominada por hinchas del archirrival. Si un día le tocó jugar con unas 20 miradas asesinas y el ruido de sus cortaplumas golpeando la reja que bordeaba la cancha. El negro no se amilanó, más por inmadurez que valentía, y fue todo el partido para adelante, metiendo como un toro enceguecido. Logró anotar una docena de veces. Guapo, furibundo, brutal. Desde los 13 que jugaba religiosamente todos los domingos y un par de días a la semana más y así hasta los 17. El mito decía que ya había marcado mil goles. Si me preguntan a mi, yo creo que más, varios cientos más. La cancha le quedaba a dos cuadras exactas de su casa y a un par de cuadras más, tenía el estadio nacional. El mismísimo estadio nacional, como no iba a ser futbolizado el negro. También supe que fue su abuelo el que le metió la pelota en la cabeza y su mamá lo llevaba al estadio a ver la selección. Sí, su madre. A mi me tocó verlo varias decenas de veces jugar, en los típicos campeonatos que el barrio organizaba. Y me tocó verlo guapear con defensas que por ejemplo, luego estuvieron presos. Patos malos. Pero él, siempre fue en busca de todas las pelotas como si fueran la última. Siempre. Y se ganó codazos, fouls malintencionados, y varios garabatos de alto calibre. Me tocó verlo parar la pelota con el pecho y meter una chilena impresionante. Me tocó verlo cabecear un corner sn su propia área, para meterla en el arco enemigo. Usted me va a decir “era Baby Fútbol”, pero yo le pregunto si usted ha visto algo semejante. En serio, le pregunto. Yo he visto un par de miles de partidos en esa cancha y nunca he visto algo así. También lo vi hacer goles desde el suelo, como el que un día hizo Martín Palermo en la bombonera, por la libertadores al mismísimo Colo Colo. Y Palermo es ídolo por eso, por sus goles llenos de esfuerzo, garra, insitinto, coraje, no por su talento, porque tampoco tiene. Porque yo le digo, todos los fin de semanas veo cabros que se pasan a todo el equipo rival, que se devuelven y terminan la jugada con un gol de taco. He visto miles, pero lo que hacía el negro, jamás en mi vida lo vi. Una vez lo bajaron fuerte, con una patada malintencionada. Y quedó en el suelo varios segundos. Y en el barrio no hay camillas, no hay médicos, no hay fair play y ese spray que se echan los jugadores, no se conoce. Con la canilla y el codo sangrando, tiró el penal. Un puntete al fondo de la red. y Siguió jugando como si nada, la media hora que quedaba. Hizo una media docena de goles más. Y se fue con el triunfo en el bolsillo. Días después me tocó verlo tomando micro, con la rodilla inmovilizada por una férula, un yeso que lo acompañó por varias semanas. Jugó lesionado la mitad del partido, usted sabe lo que duelen las lesiones de la rodilla, pero el negro corrió y metió tanto, como para que nadie lo sospechara. Así es en el barrio, así se mete y así se sobrevive. Nunca hubiera llegado a ser profesional, le repito, no era talentoso, no era “bueno pa la pelota”. Quizás ni siquiera hubiese podido jugar en tercera, porque no hubiese aguantado el ritmo de un partido de once por lado. Pero siempre metía, como si fuera su último partido. Y un fin como el que tuvo, no se lo merecía. A mi me tocó verlo tirado en el suelo la noche del 11 de septiembre, día que se celebra en Chile lo que usted sabe. Venía tranquilo con su amigos, y una cruzada distraída en la avenida más cercana a su casa y un conductor distraído, le quitaron la vida. Estuvo como 30 minutos tirado en el suelo. Yo lo vi, yo llegué a verlo, sí, a despedirlo sin saberlo. Una treintena de personas lo rodeaban, las micros pasaban lentito por su lado y los curiosos eran testigos de su ocaso, sin saber quien era ese chiquillo. Ellos siguieron por su lado, y quizás contaron en sus casa que vieron a un cabro botado en el suelo, atropellado, y luego prendieron la tetera y se tomaron un té. Pero esa gente que estaba ahí, que lo había visto desde chico pegándole a la pelota, jugando de esquina a esquina en la calle de su casa, haciendo paredes con la cuneta, o le había reclamado porque había roto un vidrio, esa gente iba a quedar con un dolor clavado en su memoria. Yo llegué poquito después del accidente y el negro como siempre, tiraba la talla. ¿Cómo? se preguntará usted. Es que por eso era querido el negro. Por eso además, era un personaje. En la cancha era una bestia, pero en la vida, en la vida era un “loco lindo”. Siempre con una sonrisa en la cara, siempre con una talla, iluminaba los lugares con sus carcajadas, con su alma. Su padre fue el que llego primero de su familia a verlo y en su cara vi que la vida se le iba a él también. Segundos después llegó su madre y de eso, de eso no quiero hablar, no te quiero contar, porque no, no se puede explicar. No me atrevo. Pero imagínate la pena más grande y multiplícala por todo el amor de una madre a un hijo. Disculpe que me quiebre, pero no hay palabras. Segundo a segundo, al negro se le iba apagando la vida. Todos lo vimos, todos lo lloramos. No se merecía un final como ese, pero usted ya sabe como es la vida. Muchas veces es justa y otras veces no lo es tanto. Mientras se le apagaba la vida, el negro entró como en un sueño y comenzó a delirar. y dijo algo que todos escuchamos clarito, yo estaba ahí, yo no le miento. El negro seguía jugando pero esta vez, al parecer ya no estaba en su cancha de siempre, en la del barrio. El negro ahora estaba en el lugar que siempre soñó estar y aprovechó la ocasión para decir lo que supongo, siempre soñó decir en un estadio lleno, al final de un partido importante: “a mi madre que siempre creyó en mi, te amo, celebramos en casa".

Malas coincidencias.

Se me enredo un dolor con un sueño. Una alergia con un resfrío. Todos perdimos, así nos daremos cuenta. No estoy seguro de que tanto daño haga esta bomba. Tengo una esperanza oculta, de que un día todo vuelva a ser lo mismo. Lo que queda es guardar el secreto. Esconder el orgullo y por sobre todo, cerrar la boca.

domingo, 6 de febrero de 2011

Defensa.

Cuenta la historia que Elías Figueroa, para muchos el mejor jugador de fútbol Chileno de la historia, era famoso por dos cosas: su elegancia al salir jugando después de un furibundo ataque y también por su fiereza al marcar a los delanteros del equipo contrario, sin escatimar en violentos artilugios como el codo a la altura del rostro, la patada corta, el puñete en el bajo vientre, etc… Luego tuve la suerte de conocer al gran defensa de Colo-Colo, Lizardo Garrido. Él era un jugador leal, pero muchas veces se veía obligado a jugar sucio, claro, era parte de su oficio. Pero Lizardo no se hizo famoso por sus patadas, ni sus entradas fuertes al límite de la roja, no señor. Garrido fue famoso por su cintura, que le otorgaba la capacidad de “quebrar” al rival y salir jugando sin mayor dificultad. Finalmente llego a los dos defensas que marcaron mi vida, Don Pedro Reyes y Javier Margas. Y aquí me quiero detener, no por que ellos sean los más talentosos, para nada. Es más, creo que si hubieran sido talentosos, jamás les hubiera escrito unas líneas, no. Esta dupla de centrales, que nos llevaron a Francia 98 no eran nada del otro mundo. “3” clásicos y apodados como las "torres gemelas" (tanto por su altura como su inmovilidad) eran defensas limitados pero voluntariosos, corajudos, aguerridos, ¿qué más necesitamos?. Lentos, pero solidarios, de talento modesto, pero fieros en la marca. Un ejemplo, de todas maneras, ellos son un ejemplo. Ahí te espero hoy, amigo del ayer. Con el codo en la cara. Con el pié en ristre, a lo uruguayo. Porque no, no quiero perdonarte más. Esta película ya la vi, y no la quiero ver más. Te devuelvo todo lo que me diste, todo porque esta noche, no me importa. Ahora la despejo desde adentro, y así como lo hizo don Elías, espero a que se ilumine mi cabeza, pero no para marcar un gol de antología, si no para que me borre que algún día estuve sentado en tu mesa. No te perdono y me alejo sin si quiera intercambiar mi camiseta. No hay aplausos, no hay flashes. Ya no hay nada.

domingo, 30 de enero de 2011

El final.

Todo va a estar bien, le repetía cada 5 segundos, pero eso no la tranquilizaba para nada. Las alarmas de los autos, los fierros doblados por la rabia de la multitud eran más fuerte que un par de palabras, mucho más. Todo va a estar bien. Estamos en un rincón de la casa antigua, la de los abuelos. Un estruendo revienta las ventanas, el vidrio cae afilado sobre el parqué. Todo va a estar bien. Le pido que cierre los ojos, que todo pasará. La puerta cae fulminada de un golpe. Todo va a estar bien. Ahí vienen, corriendo, furibundos, ciegos. Ya no queda tiempo, pero yo le sigo repitiendo con la voz más amable que tengo: Todo va a estar bien.

sábado, 29 de enero de 2011

De canción.

mala memoria o perdido como siempre.

Tengo problemas con mi memoria y no es el alcohol, no señor. Es mi mente que me hace trampas, o es esta maldita personalidad que me tocó, que me esconde lo bueno de la vida y subraya lo malo, para que todas las mañanas me levante a la pelea con más ganas. Porque no me acordaba que en Paris, un día me perdí y caminé por horas. Sali al centro solo y tipo 7 tenía que llegar a su casa, para que saliéramos a visitar a una de sus amigas. Llegué tarde. Y llamé por teléfono a mi amiga, desde un teléfono público y en su 30% de español y 70% de francés me explicó como llegar donde ella estaba. Me dio un par de indicaciones y 4 nombres de calles y colgamos. Escribí los nombres de las calles en la palma de mi mano y partí. Error. El que la lluvia borrara paulatinamente la información escrita fue lo peor. Mi nulo manejo del francés y mi traducción de los nombres de las calles al chileno ,me dejaban perdido en un punto muerto. Caminé, mojado por la calle. Estación Charonne del metro parisino. Cuando de pronto veo a un par de hombres en la puerta de un Bistro. Me acerco, sin mucha fe, y esperando que en su idioma natal no me entendieran nada, y yo siguiera por ahí, caminando a mi suerte. Les dije, lentito, sí, como el mítico chiste de Sandy: Ho-la, us-te-des sa-ben- como- pue-do lle-gar a es-ta –dirección, mientras estiraba mi palma llena de tinta que la lluvia ya se había encargado de esparcir. Ellos ríen. Yo no entendía nada. Uno de ellos me dice: Che, loco, que dirección buscás? Listo. Los argentinos sacaron su iphone, buscaron el mapa, juntos tradujimos el jeroglífico de mi mano y ya estaba totalmente direccionado. Me despido de los argentos. Camino. Paso a un minimarket a comprar un vino, para no llegar con las manos vacías. Y con una sonrisa de oreja a oreja llego a la caja. De pronto en la radio, comienza a sonar una canción conocida: LLAMADO DE EMERGENCIA!, en Paris. Flaite, pero buena onda. Salí. Llegué a la casa donde estaba mi amiga. Comí quesos con galletas. (al menos 7 tipos de quesos distintos) me reí de chistes en francés que nunca entendí. La amiga de mi amiga conocía a Víctor Jara. Me emborraché un poco. Se me olvidó lo mojado que estaba. Estaba perdido en Paris. Perdido, como siempre. Pero esta vez, de casualidad como siempre, había encontrado el rumbo.

viernes, 28 de enero de 2011

Boca Fresca.

Esa mañana me levanté y vi que ella estaba en el baño, mirándose en el espejo. Me acerqué silencioso y la tomé sin darle la oportunidad a que pudiera hacer nada. Acerque su boca hacia la mía. Nuestros labios chocaron. El agua helada, hacía que su boca se sintiera como una fresca brisa playera. Como una de esas mañanas en las que amanece nublado, pero uno tiene la seguridad de que más tarde, el sol finalmente saldrá. Siempre y seguro.

miércoles, 26 de enero de 2011

Un trato.

Te cambio mis ganas por tus ganas
Tu boca, maldita hermosa boca, por mi risa
Tu cuerpo perfecto por mi carácter imperfecto
Mi orgullo, te lo cambio por tu pasado
Mi pasado te lo cambio por nuestro futuro
La injusticia de lo hecho, te lo cambio por lo posible
Lo que no hemos vivido, por lo que viviremos
Un viaje que no existe, por una conversación de cerca
Te cambio mi mirada, por la tuya
un amor mío, por mil tuyos
Y tu coquetería, por la exclusividad de mis miradas.
Mis mil canciones te las cambio por tu “al final hay recompensa”
Pequeña princesa, te lo cambio todo
Por una tarde contigo. Una tarde conmigo. Una tarde infinita con nosotros.

domingo, 16 de enero de 2011

De messenger.

si la weá no resultó filo hay q estar contento porque uno es capaz de querer a otra gente y punto.
esa pura sensacion de que sí hay gente que te puede gustar y sentir cosas buenas por otros es bueno, hace bien.

domingo, 9 de enero de 2011

De película 2

- You know you can't make her happy.
- Gonna try.

No morder.

Me voy. Aunque no lo creas, agradecido. No soy tonto, soy rencoroso, perotonto, no. Sé que viví en la época de oro, donde las cosas sobraban y las vacaciones eran largas. Estoy agradecido y siento que una vez más, el destino me protegió y me dejó de su lado. Pero ya no es sano. Gracias por todo. No quiero seguir mordiendo. No es justo. Tengo rabia, que pensaba que no hacia daño. Pero lo hace. Y te hace daño a ti, a ti, que no necesitas que alguien te haga daño. Es el curso de la vida. Es la ley de la vida. Yo y mi maldito y asqueroso ego no cabemos en esta casa. Me doy vergüenza. Pero me voy. Me tengo que ir. Un beso. Te visitaré y ya verás. Todo será mejor. Todo estará mejor.

domingo, 2 de enero de 2011

Quiero.

Quiero una como tú. Sí, como tú. Para mirarte, para tocarte y sacarte a pasear. Quiero morderte esa boca tuya y después no pescarte. Quiero que esperes mis llamados y yo no te llame aunque me muera de ganas por escucharte. Quiero que salgamos toda la noche y que te enojes conmigo porque no te beso tanto. Será sólo una pataleta porque no me separaré ni un segundo de tu boca, te lo juro. Quiero decirte los buenos días, y las buenas noches. Quiero que me lleves a los bautizos de tus sobrinos. Quiero hablar con tu abuelito de fútbol y poner la mesa los domingos. Quiero invitarte a la casa de la playa. Quiero que no pares de reir de lo que digo y que me mires con ojos de enamorada. Quiero llevarme “no tan bien” con alguno de tus hermanos. Quiero dedicarte canciones y que años después te acuerdes de ese momento con una sonrisa. Quiero llevarte al estadio. Quiero comer pan con palta una tarde de Abril. Quiero que vayamos al campo con amigos. Que tú me mires mientras yo hago el fuego, después quiero que bailes conmigo toda la noche. Toda. Quiero que llores porque nunca imaginaste quererme tanto y quiero que te veas conmigo cuando viejitos. Pero sabes lo primero que quiero. Que lo nuestro no sea imposible. Sí, eso es lo primero que quiero. El resto, si me preguntas a mí, puede esperar.