domingo, 17 de abril de 2011

El llamado.



Desde que se subió a la micro no puede dejar de mirarla. Era perfecta. Era ella. No había duda. tenía que hablarle. tenía que intentarlo. Un deseo incontrolable. En un segundo me imaginé acostado con la cabeza en su vientre mirando al cielo pensando en nada más que ella. Todo eso pensé, en un segundo. Ni me imaginaba como se llamaba pero sabía que su nombre me iba a encantar. Pasaron sólo 3 paraderos y me decidí. Una locura. No perdía nada. A lo más me decía "que te creís" o "estoy casada" o simplemente no me pescaba. En el fondo sabía que iba a reir y el resto, había que jugarlo. Me levanto del asiento. Camino hacia donde está y ella saca el celular. La llamaron. Habla. Y mientras eso pasa, su rostro cambia del cielo a la tierra. En dos segundos, sí, dos segundos, se pone a llorar. hacerca su mano al pilar y toca el timbre con angustia. Las puertas se abren. Ella baja corriendo. Sus ojos se pierden en tanta angustia. La miro, paralisado. No entiendo. Yo sigo en la micro. Ella para un taxi y se va llorando a quizás que parte.

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