domingo, 24 de octubre de 2010

Estación recuerdos.

Después de un largo día, los ojos ya se me cerraban y así, de un segundo me encontraba un escenario absolutamente irreal, mezcla de varias casa conocidas. Frente a mí, mi abuelo. Él como siempre, yacía apoyado en su viejo bastón vistiendo esa camisa verde agua que tanto le gustaba. Se acercó, lento y cansino como siempre, me tomó del hombro como solía hacerlo, pero esta vez, me miró tan profundamente a los ojos, que el corazón se me detuvo por varios segundos. Entonces, muy preocupado, me dijo: “Estación terminal Escuela Militar, se les ruega a todos descender del tren”.

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