sábado, 29 de marzo de 2008

almendras


Siempre pensé que mi aliento tenía aroma a almendras. Recuerdo haber ido rumbo a no sé que parte, disfrutando de mi respiración chocando con tu piel. Lo recuerdo y miles de flashes se me vienen al presente, como agujas hacia mi conciencia. Ya no lo siento. Ni siquiera algo parecido. Lo perdí. Ahora está más cercano al vacío, al instinto inconciente que toma mi vida cuando la noche cae y los vasos se llenan de anestesia. Algún día terminará esto. Algún día volveremos a donde estuvimos. No hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta que nunca fue mi aliento el con aroma a almendras. Ese exquisto aroma era simplemente mi amor verdader golpeando tus mejillas.

No hay comentarios.: